Análisis de «Days Gone»: cómo sobrevivir siendo motero

Análisis de «Days Gone»: cómo sobrevivir siendo motero

Por Mr Platino el sábado 22 de junio, 2019

Hace años, Bend Studio (creadores de la famosa saga Syphon Filter) se presentaban en el E3 con un juego de mundo abierto en el que unas especies de zombis (en el juego conocidos como engendros) acabarían siendo dueños y señor del planeta, en donde nuestra meta sería sobrevivir día a día con todos los medios posibles. Suena a algo que ya se ha visto en más de una ocasión salvo que se presentaron con un gameplay en el que el número de enemigos en pantalla sería tan apabullante que sólo tendríamos dos soluciones; combatirlos o huir. El gameplay nos dejó con la boca abierta al ver a nuestro protagonista en un escenario escapando de una horda interactuando con los objetos que nos encontrásemos en el escenario a la vez que usábamos armas y objetos para lanzar. El público quedó maravillado esperando como agua de Mayo a que el juego llegase a las tiendas en físico o a nuestras casas en digital aunque sólo fuese en exclusiva para Playstation.

Nos gustaría remarcar desde la Redacción de Bigotes que solo exponemos análisis de videojuegos que han sido jugados y testeados al 100%, tras conseguir su consiguiente trofeo de platino, todos sus logros, desafíos extra y/o conseguidos todos sus desbloqueables.

La espera se hizo larga pero el pasado 26 de Abril el juego llegaría a nuestras manos con algunos parches y actualizaciones dando a entender que el juego no estaba finiquitado. Aún así, llegó con fallos técnicos pero, a pesar de ello, hemos podido disfrutarlo aunque acabásemos siendo pasto del enemigo.

Deacon St. John, nuestro protagonista en un mundo abierto apocalíptico.

Nuestra supervivencia comienza con nuestro protagonista Deacon St. John, un motero también conocido como Deac, en una ciudad americana de tantas donde ha brotado una especie de virus haciendo que la gente se transforme en una especie de zombis, salvo la diferencia de que son más veloces y letales haciéndoles llamar «engendros«. Se encuentra con su esposa Sara y su «hermano» y compañero del club de moteros Boozer. La tragedia les azota cuando encuentran un helicóptero para escapar pero solo pueden subir dos personas. Deacon decide subir al amor de su vida mientras él decide quedarse con Boozer para ayudarlo a escapar. Más tarde descubrirán que el destino del helicóptero no era el más apropiado llegándoles más tarde la mala noticia de que la zona acabó siendo infectada y que nadie sobrevivió. Dos años más tarde, nos encontramos con Deacon y Boozer, que siguen vivos y aguantando el día a día de todas las maneras posibles dándonos a entender que han conocido a varios personajes que más tarde iremos viendo durante el juego y hablando de cosas que nos sonará a chino, pero que más adelante iremos comprendiendo (los RIP, campamentos, NERO…). El objetivo es ir al norte pero por ciertas circunstancias nuestros protagonistas tendrán que buscar refugio para recuperarse y acabarán recorriendo parte del mapa hasta que consigan encontrarse en condiciones de viajar.

El extenso mapa de Days Gone donde nos deparará muchas sorpresas, entre ellas las temibles hordas o los campamentos de emboscadores.

Hablar del mapa de Days Gone es hablar de sigilo. No os voy a engañar, el sigilo es un papel importante debido a que nos encontraremos muchos peligros por nuestro largo viaje. Encontraremos campamentos de emboscadores que tratarán de personas que atacarán a todo cuanto se acerque. También se encuentran los campamentos de los RIP, una especie de secta que piensan y actúan como los engendros queriendo formar parte de ellos. Y aunque los humanos formen un papel peligroso en el juego no debemos olvidarnos de los auténticos enemigos de este juego, los engendros, y es que solemos encontrarlos deambulando por todo el mapa y especialmente más por la noche que es cuando se encuentran más activos. Y como comenté anteriormente, nos los encontraremos en un número tan alto que parecerá que nos hemos metido en un concierto de Pablo Alborán, y es que nuestros esqueléticos enemigos nos los encontraremos en hordas donde variará el número de entre 100 hasta llegar incluso a los 600 ó 700. Todo un reto para los que les guste sufrir y a la vez disfrutar.

Viajaremos a todas partes con nuestra fiel moto, una Harley Davidson que a medida que pasa la aventura le podremos poner mejoras como un tanque mayor de combustible, alforjas para llevar munición extra, ruedas y nitro con la que podremos alcanzar grandes velocidades para saltar ciertos obstáculos, a la vez que podremos editarla a nuestro antojo. Eso sí, mejorarla significa también cuidarla y es que, si nos encontramos sin gasolina en algún momento del juego, tendremos que llevarla arrastrándola hasta que demos con gasolina sea en unas significativas garrafas rojas, gasolineras o campamentos aliados (no todos los campamentos iban a ser malos). Y esto es otra de las cosas que estarán de nuestro lado y serán los campamentos amigos que también tendremos que mejorarlos, o mejor dicho, llevarnos bien con ellos cumpliendo misiones secundarias. Al ganar confianza, adquiriremos mejores equipos y se notará incluso en los diálogos, donde pasaremos de un «quita de en medio» a un «lo siento, no te he visto».

Uno de los tantos aspectos que podremos tener con nuestra fiel moto.

Hemos hablado de subir de nivel la moto y los campamentos, y no iba a ser menos con nuestro motero. En ciertas zonas conseguiremos inyectores para mejorar la salud, la resistencia y la concentración. Y no será lo único pues también podremos ganar experiencia donde mejoraremos los ataques con armas, los ataques cuerpo a cuerpo y la supervivencia. Por todo el mapa daremos con objetos que nos servirán para fabricar bombas de humo, cócteles molotov e incluso podremos colocar una sierra en un bate de béisbol para dar golpes más letales a quien se ponga por delante.

La ambientación del juego muestra una calidad bastante óptima, con zonas extensas hasta donde alcanza la vista. Todo se aprecia de maravilla desde lo alto de una meseta donde podremos ver bosques en movimiento por el viento, lluvias amenazantes para nuestra conducción y zonas heladas donde el blanco de la nieve hace dificultar el encontrar a nuestros enemigos. Todo esto muy bien acompañado de un modo foto donde todos los jugadores han posado y es que, aunque parezca el fin del mundo, siempre es buen momento para mostrar una bella captura.

Aunque no es oro todo lo que reluce pues el mismo día del lanzamiento y seguido de varios días después sacaron varias actualizaciones para mejorar el rendimiento del juego pero dejándonos aún así con un sabor agridulce. Bajadas de frames, imágenes congeladas y alguna que otra resolución pobre se han llegado a mostrar mientras fuésemos a pie o en moto. Lo curioso es que cuando nos encontramos con hordas no se ha dado el caso (por lo menos a mí) ya que el número de movimientos en pantalla es abrumador. Como todo juego de mundo abierto, las pantallas de cargas suelen ser largas sobre todo si usamos el modo de viaje rápido. Cuanto más lejos vayamos, más larga sera la carga pero sobre todo al iniciar o continuar una partida.

La famosa horda del aserradero, de las más temibles que nos encontraremos en el juego.

La banda sonora es muy acertada y variará dependiendo de adónde nos dirijamos e incluso nos pueden dar una pista de si nos encontramos cerca de una horda o de un enemigo temible pudiendo ser un oso (donde podremos conseguir su carne dependiendo si está infectado o no), hasta un tremendo (un engendro de tamaño descomunal con el que sufriremos). Musicalmente podremos escuchar alguna canción con letra en ciertas partes del juego que disfrutaremos sin duda, incluso en los campamentos amigos tendremos la suerte por la noche de escuchar a un superviviente tocar la guitarra a la vez que nos regala una canción. Los efectos de sonido están muy logrados escuchando aullidos de lobos, cuervos amenazantes, engendros tras nosotros y los sonidos típicos de ir con la moto sea por un sendero tranquilo o cayendo en una trampa.

En nuestras manos nos encontraremos con una jugabilidad bastante decente. Al comienzo puede parecer tedioso pero una vez que te adaptas todo resulta más fácil y cómodo. La conducción con la moto también es aceptable aunque al comienzo nos resulte un tanto incómoda pero se deberá a que no tendremos subido nada de nivel. Todo es cuestión de ir avanzando en el juego hasta que tengamos una moto de categoría.

Si nos ponemos a hablar de la historia del juego se podría decir que es todo un tópico: chico pierde a chica, chico no la olvida, chico cree que sigue viva… Aparentemente todo parece indicar que no veremos nada nuevo, pero a partir del 35% que llevemos de la historia del juego empezarán a meter unos giros más que interesantes donde los tópicos empezarán a desaparecer y nos engancharán para saber cómo termina todo, haciendo que en cierto momento de la aventura no podamos volver a ciertas zonas dándole una imagen nueva a la narrativa deleitándonos con el suspense, la intriga y la emoción a flor de piel. No podemos tampoco pasar por alto sus misiones secundarias que tienen «cierto valor» en la historia pero no dejan de ser repetitivos aunque sin dejar de ser un buen pasatiempo.

Claudio Serrano presta su voz a Deacon, personaje que le viene como anillo al dedo.

El doblaje al español es de un nivel alto. Los personajes principales, sean héroes o villanos, se les ha otorgado actores de doblajes que rozan la perfección a excepción de los NPC que, aunque no sean malas del todo, si es cierto que les falta convicción. Para suerte de nuestros sentidos auditivos, tendremos la gran fortuna de que nuestro protagonista venga doblado por uno de los actores de doblajes mas carismáticos que nos podamos encontrar, y es que Claudio Serrano (también conocido por su voz a Batman tanto en cine como en videojuegos), presta su voz a un personaje que, sinceramente, no me imagino a nadie mejor haciéndolo.

Puedo decir que Days Gone es un juego entretenido y que divierte bastante. Nos ponen a un protagonista bastante chulo en todos los aspectos, una historia que a medida que vamos progresando nos atrapa más, un mapeado grande donde la sorpresa está a la vuelta de la esquina y unos engendros de varios tipos de los que no quiero entrar en detalles, sino no tendría gracia que no lo descubrieseis por vosotros mismos. Bueno, eso si es que os atrevéis a coger la moto en mitad de la noche mientras os adentráis en la niebla.