Análisis de «Celeste», escalando lo imposible

Análisis de «Celeste», escalando lo imposible

Por Mr Platino el martes 31 de diciembre, 2019

¿Qué ocurre cuando creas un juego en cuatro días, lo presentas a una game jam y es aclamada por todos como si se tratase de una de las maravillas del mundo? La respuesta es más que evidente. Se podría decir que así es como nació Celeste, uno de los juegos más aclamados de todos los tiempos creado por Matt Thorson y Noel Berry. Un juego de plataformas con estilo pixel art que cumplirá en breve dos años y aún así da de que hablar sobre todo con el reciente lanzamiento de su edición coleccionista con DLC incluido que, pareciendo que podría pasar desapercibida, muchos la han deseado y comprado convirtiéndose en uno de sus juegos y ediciones favoritas.

Nos gustaría remarcar desde la Redacción de Bigotes que solo exponemos análisis de videojuegos que han sido jugados y testeados al 100%, tras conseguir su consiguiente trofeo de platino, todos sus logros, desafíos extra y/o conseguidos todos sus desbloqueables.

El que fuese ganador en la categoría de mejor juego indie en The Game Awards del pasado 2018 sigue en boca de muchos y no es para menos. Jugabilidad, banda sonora e historia se mezclan en uno como si se tratase de un helado con sabor a tres chocolates donde, a pesar de que lo disfrutaremos mientras aprendemos, también nos harán perder la paciencia.

Tráiler de lanzamiento de Celeste.

Así sin más, vayamos a adentrarnos hasta las mismas entrañas de una muy particular montaña que nos pondrá a prueba.

Una montaña un tanto peculiar

Nuestra aventura comienza en Canadá donde se nos presenta la protagonista, una chica joven caracterizada por su largo pelo rojizo llamada Madeline (aunque en el juego podremos elegir el nombre que deseemos). Su propósito es escalar la famosa montaña Celeste, que parece poseer el poder de manifestar nuestros miedos internos como es el caso de nuestra chica, la depresión y la ansiedad. Pero la escalada no es tan simple como parece pues tendremos que pasar por varios niveles cada uno con su propia temática. Tendremos un pequeño tutorial donde se nos enseñará a usar el dash, una especie de doble salto que dirigiremos hacia donde apuntemos llegando así a una plataforma o a una pared para escalarla, pero ojo porque podremos agotarnos y caernos al vacío aunque recuperaremos la habilidad una vez que toquemos tierra o al alcanzar ciertos objetos del escenario. Una vez superado el tutorial empieza lo serio y es que la dificultad irá in crescendo consiguiendo que en más de un momento deseemos soltar el mando, apaguemos la consola y acabemos llorando en una esquina. Pero si eres de esos que te resultan muy complicado este estilo de juegos, en las mismas opciones podremos cambiar el formato del juego adaptándolo a nuestro antojo, decidiendo cuántos saltos podremos hacer en el aire, si somos invencibles e incluso hacer que todo vaya más lento.

Nuestra protagonista, Madeline, tendrá que enfrentarse a su «yo» interior que se le presenta con su reto personal: escalar la montaña Celeste.

Volviendo al juego y como nombré antes, sus temáticas son variadas y cada fase incluirá nuevos elementos como es el caso de un hotel abandonado donde unas especies de bichos negros pegajosos nos complicarán el camino a nuestra meta, o cierta zona con ventisca donde el viento nos intentará desequilibrar mientras avanzamos montando sobre nubes, a la vez que nos ayudamos con unas burbujas. En la variedad está el gusto y aquí es esta precisamente la que reboza, nunca en el mal sentido sino todo lo contrario pues de esta manera el juego no se volverá tan repetitivo. Si has leído hasta aquí seguramente te hayas hecho una pregunta; y sí, moriremos de un solo golpe. Pero no hay de que alarmarse pues empezaremos desde el comienzo de la misma pantalla en la que apareceremos haciendo que no nos frustremos tanto ya que el juego se divide en varias secciones.

Theo, uno de los tantos personajes que nos encontraremos en nuestra escalada.

Por suerte para Madeline se encontrará a varios personajes durante su travesía siendo uno de ellos el fotógrafo y siempre animado Theo, un chico de Seattle (EE.UU.) que se dirige a la montaña ya que, tras escuchar hablar de ella a su abuelo, decidió ir a visitarla para sacar fotografías. Otro personaje que nos encontraremos será al conserje fantasma de un hotel que sigue manteniendo la esperanza de que llegarán huéspedes y el temido lado negativo de Madeline, una copia exacta de la protagonista pero con cierto toque maléfico. Todo esto para mantener en un segundo plano una historia bien desarrollada, donde incluso nosotros mismos aprenderemos a combatir esos miedos internos que tenemos dentro tanto en lo personal como lo profesional.

Jugabilidad notable con una banda sonora excelente

Los controles del juego son básicos: nos movemos de plataforma en plataforma saltando y usando dash hasta llegar a la siguiente pantalla sin ningún problema. Tendremos control absoluto de nuestra protagonista, decidiendo dónde queremos realizar el salto sin ningún tipo de complicación. Incluso, a la hora de interactuar con ciertos objetos que nos facilitarán el acceso a la siguiente sección, tratándose por ejemplo de burbujas con las que viajaremos durante un corto o largo periodo de tiempo, nubes que nos elevarán a zonas altas y muelles que nos impulsarán tanto en horizontal o vertical. Todo puede parecer complicado pero la jugabilidad es aquí donde se hace notar teniendo el poder de elegir la dirección a la que deseemos dirigirnos. El plato fuerte del juego está en su banda sonora dirigida por Lena Raine, una auténtica maravilla de principio a fin. Se nos meterá en la cabeza convirtiéndose en la que puede ser una de las mejores bandas sonoras de videojuegos de la última década acoplándose a cada escenario metiéndonos de lleno en el ambiente. Atentos a la última fase, toda una odisea musical haciendo que a medida que vayamos avanzando nos vayamos emocionando más y más. Una matrícula de honor.

Una de sus complicadas pantallas y todo por conseguir una fresa; todo sea por comer algo de fruta.

Sus escenarios irradian tanto luz como oscuridad dependiendo del momento de la historia. Colores vivos y llamativos que resaltan en espacios abiertos como una zona paradisíaca de la montaña donde nos veremos rodeado de vegetación y agua, y colores oscuros y macabros como atravesando una ciudad abandonada o unas ruinas rodeadas por misterios de la que tendremos que salir con vida. Y por si no fuese poco tendremos la posibilidad de conseguir varios tipos de coleccionables. Las fresas harán que el final sea distinto pues al conseguir cierta cantidad haremos una tarta de fresa al final del juego. Por lo tanto si conseguimos pocas nos saldrá una tarta un tanto pobre pero al conseguir las suficientes podremos pasar de una tarta decente a una digna del Chef Ramsey, consiguiendo el juego que nos entre hambre aunque ya hayamos cenado. Otro de sus coleccionables son las cintas de casete haciendo que juguemos niveles extras con una dificultad más elevada. Los corazones serán otras de las cosas para coleccionar pues al adquirirlas todas nos llevará a un nivel final donde aquí la paciencia está a la orden del día. Podría decir en mi opinión personal, que acabé con un dolor tremendo de muñecas repitiendo tantos movimientos una y otra vez. La paciencia es una virtud, y aquí la virtud puede evaporarse. Otro de sus coleccionables son sus gemas donde tendremos que usar la cabeza para hacernos con ellas apreciando algún que otro guiño (cabe remarcar que uno de ellos fue dedicado a Super Mario Bros 3).

La duración del juego puede no superar las 10 horas, pero si decidimos completarlo al 100% el tiempo puede ser variado, dependiendo si desde el menú de opciones deseamos facilitarnos las cosas. De ser así, nos llevará unas 15-20 horas, pero si decidimos frustrarnos hasta el punto de volvernos locos, superará las 30 horas sin ninguna duda. Todo dependerá de la persona que se ponga al mando o al teclado de esta locura, bendita locura.

Una edición coleccionista hecha con amor y cariño

Edición Coleccionista de Celeste, todo un repertorio de detalles a un precio asequible.

Lo más curiosos de su edición coleccionista es que se retrasó en su fecha de lanzamiento bastantes meses aunque mereciendo la pena sin dudarlo. Aparte de incluir el juego en un steelbook (de los mejores hasta la fecha), la edición venía incluyendo aparte su nuevo DLC, un nivel nuevo con nuevos retos a superar. Y la cosa no queda ahí; pegatinas, un mapa de la montaña con sus ubicaciones, el peluche de una fresa con alas… Por no decir que incluso trae consigo una receta de cómo preparar una tarta de fresa y una tarjeta pidiendo disculpas por el retraso. Disculpas aceptadas.

Con todo dicho tenemos claro una cosa: estamos ante uno de los mejores juegos indies hasta la fecha, tratado con mucho cariño y enviando un mensaje claro como es el combatir los miedos que tenemos en nuestro interior mostrándonos que en esta vida todo tiene solución. Eso si, el mensaje viene incluyendo niveles que a medida que vamos avanzando el reto es cada vez mayor acompañado de una jugabilidad que no tiene nada que envidiar a las grandes compañías y una banda sonora, nunca mejor dicho, deliciosa. Esta claro que es un juego que nos deja con buen sabor de boca, de fresa precisamente.