Análisis «Nioh», la leyenda del samurai extranjero
A día de hoy hay varias categorías de videojuegos para que podamos disfrutar de distintas maneras. Tenemos de plataformas, puzles, aventuras gráficas, exploración, estrategias… Aunque si hay algo que resalta últimamente bastante son los juegos que nos complican la vida. No quiero decir que no existan de hace tiempo pues siempre hemos querido hallar ese reto que buscábamos para retarnos a nosotros mismos. En la actualidad nos encontramos este tipo de juegos siempre de las mismas compañías o de estudios indies, y Koei Tecmo no quiso quedar al margen viendo el boom que esto estaba suponiendo en el mercado. Desarrollado junto a Team Ninja decidieron hacer un juego de una dificultad elevada como tantos jugadores buscan a la orden del día. Nioh presentó una beta abierta en 2016 consiguiendo ser alabada por los críticos y, por consiguiente, lograr vender una cantidad alta alrededor del mundo en su fecha de lanzamiento en 2017.
Nos gustaría remarcar desde la Redacción de Bigotes que solo exponemos análisis de videojuegos que han sido jugados y testeados al 100%, tras conseguir su consiguiente trofeo de platino, todos sus logros, desafíos extra y/o conseguidos todos sus desbloqueables.
Mientras esperamos a que Nioh 2 salga al mercado, aprovecharemos para analizar a su predecesor y a punto de cumplir tres años comprobaremos si sigue manteniéndose en forma y si nos sigue exigiendo toda la paciencia del mundo para llegar hasta el final de tan dificultoso juego.
Folclore japonés con toque inglés
Nos encontramos en una versión ficticia del año 1600 donde veremos que la trama gira en torno a nuestro protagonista William, un marinero irlandés que viajará por todo Japón aunque comenzaremos un tutorial en la misma Inglaterra. Este andará tras la pista de un poderoso hechicero llamado Edward Kelley llevándonos a las batallas finales del período Sengoku durante los esfuerzos de Tokugawa Ieyasu para unificar Japón, aunque todo esto se verá complicado por la aparición de unos temibles enemigos llamados Yokai con el único objetivo de provocar el caos y la destrucción en la misma guerra que se está librando en el País del Sol Naciente. Nos moveremos por seis regiones diferentes con pocas misiones principales y varias secundarias. Y he aquí donde falla principalmente el juego, en su historia, bastante complicada de entender a no ser que juegues más de una vez y te quedes con todas las caras y nombres que van apareciendo en el juego, que no son pocas.
Lo bueno de incluir misiones secundarias es que el tema de subir de nivel (algo vital y de suma importancia en este juego) no será nada aburrido pues en otros juegos con las mismas características el asunto de farmear se volvería repetitivo y aburrido, pero no es el caso de Nioh. La otra cara de la moneda es que veremos fases y enemigos que se repiten, aunque con distinto objetivo y con una paleta de colores diferentes, pasando del oscuro al rojizo y cambiando la ubicación de algunos enemigos y objetos. Estas misiones secundarias tratarán de hacer un recorrido hasta llegar a nuestro objetivo: batallas contra varios enemigos o contra una serie de jefes seguidos, apareciendo uno tras otro poniéndonos a sudar la gota gorda.
Si hay algo que resalta en el juego y se hace notar desde el principio es en su gran jugabilidad pues controlaremos a nuestro héroe a placer bloqueando ataques, rodando, realizaremos movimientos especiales. Todo esto con una fluidez más que notable usemos el arma que usemos, pues contaremos con distintos tipos diferentes de armas como la katana, la lanza, el hacha… Contando también con tres tipos de armas a larga distancia como son el arco, el arcabuz y el cañón, podremos ir aprendiendo habilidades que nos facilitarán las batallas más cruentas del juego, como pasar por encima del enemigo y asestarle un ataque poderoso por la espalda.
Otra de las habilidades que podremos aprender serán las técnicas Ninjutsu y Onmyo. La primera tienen relación con aprendizajes ninjas, donde realizaremos lanzamientos de shuriken de varios tipos (veneno, rayo, lentitud al enemigo…), bombas que explotarán atacando a varios enemigos a cierto radio de distancia o bombas que se adhieren al enemigo hasta que se detonan.
Las habilidades que aprenderemos de la magia Onmyo se relacionan más con lo ficticio, pero siendo bastante eficaces como impregnar nuestra arma con el fuego durante un periodo de tiempo o lanzando un talismán pereza a nuestros enemigos para que se muevan más lentos. Algo que valoraremos enormemente contra jefes finales y que nos sacarán de algún que otro problema. Eso si, durante las batallas tendremos que vigilar nuestra barra de Ki, que se podría decir que es nuestro brío y si se nos agota cuando el enemigo nos ataque, no podremos movernos durante algún que otro segundo angustioso. Sobretodo si nos van a realizar un ataque potente.
Preparándonos para la batalla con glamour
No todo son potentes habilidades y armas poderosas para combatir a nuestros enemigos, pues para ello primero deberemos prepararnos a base de bien, algo vital a medida que vayamos avanzando. Iremos adquiriendo equipo de los pies a la cabeza (cascos, sandalias, armaduras…) y todo ello con propiedades especiales. Estas puedes ser la posibilidad de aumentar la defensa contra parálisis, mayor resistencia y menor gasto de ki e incluso la posibilidad de ganar puntos de vitalidad para recuperarnos, aunque sea un tratamiento lento dependiendo de la combinación que llevemos encima. También contaremos con espíritus guardianes, contando con diferentes clases de ellos en el juego. Aunque para hacernos con el control de los mismos deberemos acabar con ciertos jefes o ayudar a personajes que iremos conociendo. Estos espíritus harán que los podamos invocar para que nos ayuden infligiendo más daño, aunque para precisar de su ayuda necesitaremos rellenar una tercera barra circular.
La ambientación llega a conseguir una nota elevada aunque pecando de unos gráficos que, a pesar de cumplir en breve tres años, podrían haber sido mejores, pues hay juegos con más años que se conservan mejor en el género. Vemos una combinación aquí un tanto extraña, pues nos podemos encontrar en un pueblo pesquero destrozado por monstruos, con el hándicap de que su potencia gráfica no nos llega a convencer del todo. Algo que podría haberse trabajado mejor teniendo en cuenta que luego, y muy probablemente, veremos este nivel de nuevo repetido en alguna misión secundaria. Lo peor es que todo esto viene acompañado de una banda sonora que no resalta, siendo un tanto decepcionante su adherencia a la ambientación que se ha intentado lograr. Por supuesto contando con valiosas excepciones en algún que otro escenario o batalla de corte épico, aunque desgraciadamente, estos se pueden contar con los dedos de una mano.
Si a las fases y diseño de niveles pueden otorgársele méritos, estos sin duda pueden relacionarse con el tamaño de sus niveles. Aunque esto también puede producir que nos perdamos con bastante facilidad, teniendo en cuenta que en la esquina superior derecha de la pantalla contaremos con una brújula virtual que más que ayudarnos, parece que es un elemento decoratorio, ya que su utilidad de manera práctica es totalmente nula. Sin embargo, rara vez indica alguna ayuda de interés como lo pueden ser los puntos de control donde rezar y guardar la partida. Estos puntos de control son el lugar donde podremos gastar los puntos de amrita para subir de nivel, los cuales iremos ganando durante el transcurso del juego , creando ninjutsus o magias omnyo o, para el plato fuerte del juego, invocar a un compañero sea o no sea conocido. Eso si, necesitaremos copas Ochoko para llamarlos y puedan venir a ayudarnos, pudiéndonos comunicar con ellos únicamente mediante gestos. Estos nos auxiliarán en algunas misiones, pero en otras deberemos ocuparnos de ellas nosotros mismos, haciendo que la dificultad del juego se eleve de manera abrupta y desesperante.
Horas de entretenimiento sin descanso
Un juego de estas características nos brindará entretenimiento con una duración de horas y horas sin llegar a aburrirnos. A excepción de un trofeo en el que deberemos de tener a mano bastante dinero virtual del juego donde tendremos que gastarlo en la herrera. Sea dicho de paso, en la herrería podremos forjar y combinar armas y armaduras a un módico precio, también podremos comprar lo necesario para sobrevivir el día a día. Aparte de la aventura de forjas, tendremos la posibilidad de adquirir también los coleccionables, los Kodama; unas criaturas pequeñas de color verde que se encontrarán repartidas escondidas por todo el mapa. Si bien no nos desgarraremos los ropajes por encontrarlas, hay algunas que estarán en lugares insospechados. También deberemos hallar todas las fuentes termales donde tomar baños y recuperar de paso nuestra vitalidad. Si nuestro cometido no es otro que el de completar el juego al 100% podríamos rondar las 100 horas, una duración más que aceptable y sin contar con sus DLCs, donde podremos ayudar a otros jugadores o incluso luchar contra ellos.
En conclusión, Koei Tecmo nos pone muy a prueba en un juego bastante competente con unos controles muy bien trabajados. Aunque echando en falta algo de calidad en sus gráficos, todo eso puede solucionarse en su segunda parte. La cual es un misterio y poco sabemos hasta ahora, salvo que será una precuela en donde controlaremos a un nuevo personaje con poderes de demonio yokai. Y por supuesto, donde estamos seguros que la dificultad nos pondrá al límite, teniendo que demostrar nuestra valía y paciencia, como en el juego original. Si queréis poneros a prueba no dudéis en coger el mando y superaros a vosotros mismos con la primera entrega de la saga, pues a la hora de mejorar como jugadores en juegos de esta temática y género, no hay ni límite ni fin salvo el que nos pongamos nosotros mismos. El reto está ahí.