Análisis «Blasphemous», en busca de un milagro.

Análisis «Blasphemous», en busca de un milagro.

Por Mr Platino el lunes 7 de octubre, 2019

A día de hoy tenemos al alcance de nuestras manos cualquier tipo de juego que nunca nos hubiésemos podido imaginar y The Game Kitchen ha querido dar un paso más allá haciéndonos cruzar la línea de la polémica y la curiosidad. Con todo esto, los creadores de The Last Door decidieron apostar fuerte pasando de un juego de aventura gráfica a un metroidvania de estilo pixel art con un tema un tanto delicado. Cualquier mente no podría imaginarse cómo podría crearse un juego con estos fundamentos en las manos; en una mano la base del juego sería de un mapeado en el que tendríamos que investigar la mayoría de sus rincones para seguir avanzando en la trama y en la otra mano el folclore andaluz de la Semana Santa añadiendo una dificultad muy recordada a la saga Souls.

Nos gustaría remarcar desde la Redacción de Bigotes que solo exponemos análisis de videojuegos que han sido jugados y testeados al 100%, tras conseguir su consiguiente trofeo de platino, todos sus logros, desafíos extra y/o conseguidos todos sus desbloqueables. Sin más dilación, dentro análisis.

Nadie podía imaginarse qué saldría de una mezcla tanto curiosa como llamativa. ¿El resultado? Blasphemous. Se mostraron sus primeras imágenes de gameplay y cinemática en un vídeo corto donde nos frotábamos las manos y nos relamíamos del placer pensando en las incontables horas que echaríamos en tan magnífica obra. Una vez salido el juego a la venta, las expectativas cambiaron bastante, una sensación de como si no hubiésemos leído la letra pequeña del contrato.

Nuestro protagonista, el Penitente, tendrá que enfrentarse a los horrores que le espera para cumplir con su cometido.

Blasphemous nos traslada a un mundo oscuro llamado Custodia donde controlaremos a el Penitente con el que tendremos que atravesar lugares tenebrosos donde nos esperan seres extraños, caballeros temibles y unos jefes que nos harán rezar todo cuanto sepamos. Nuestro caballeroso protagonista despertará perdido en la Hermandad del Lamento Mudo donde iniciará su aventura atravesando cinco regiones destacadas pero que en cada una de ella gozaremos de varias zonas de investigación. Contaremos desde el principio con una espada, el Mea Culpa, a la que podremos subir el nivel de daño en ciertos altares donde también podremos conseguir y mejorar habilidades como sangre fervorosa para lanzar proyectiles de sangre, peso del pecado que hará que caigamos en picado sobre nuestras víctimas o la peligrosa puñalada sacra con la que atravesaremos todo cuanto veamos a nuestro paso.

Contaremos con power ups que añadiremos a nuestras cuentas de rosario para facilitarnos la aventura pues tendremos al alcance de nuestra mano más de 25 objetos aunque solo podremos equiparnos un total de ocho, pero para ello deberemos encontrar nudos de rosario. Algunos de los objetos son la uva de plata para aumentar las defensas o la cuenta de madera pintada que hará que restauremos nuestra barra de salud al destruir los objetos que nos encontremos por el entorno. Adquiriremos también reliquias pero para hacernos con ellas, algunas nos pedirán ciertas condiciones como el pulmón plateado de Dolfos que nos permitirá pasar por zonas venenosas sin correr el riesgo de perder salud. Aparte de los objetos claves para avanzar en la historia contaremos también con varios tipos de corazones, pero no os asustéis con lo que acabáis de leer pues se implementarán a nuestra espada dándonos una ayuda extra en el juego aunque tendremos que pagar un precio por ello como es el caso del corazón de sangre ensalitrada con la que podremos hacer más daño pero solo cuando tengamos la barra de vida al mínimo.

No todo dependerá de objetos y artículos valiosos ya que también podremos realizar ataques devastadores con los rezos, pues podremos activar golpes especiales a cambio de fervor que digamos sería algo así como la barra de magia. Uno de estos ataques son la següiriya a tus luceros, que leído así parece una nueva canción sacada del nuevo disco de Camela pero nada que ver pues aparecerán rayos del cielo para acabar todo cuanto nos rodea. Una cosa que no es obligatoria en el juego pero encanta son sus coleccionables, ya que mientras avancemos por el mapeado nos encontraremos con huesos de distintas partes del cuerpo humano aunque cada una pertenecerá a un personaje distinto. Puede parecer inútil pero llama su atención lo trabajado que está la breve historia que nos cuentan pues todas acaban con un final trágico. No serán más de siete u ocho líneas lo que nos cuenten pero teniendo en cuenta que hay un total de 44 se puede notar el cariño que pusieron en este apartado.

Uno de los tantos ataques especiales que contaremos en el juego para abrirnos camino.

La ambientación del juego es asombrosa, nos atrapa y nos quedamos maravillados a pesar de que al comienzo del juego nos empachen a base de cinemáticas bien logradas aunque no sabremos más de ellas hasta llegados al final del juego. No obstante, algunos escenarios pecan de falta en el diseño puesto que en un momento nos encontraremos en la archicatedral observando con lujo de detalles todo cuanto la rodea pero otros escenarios de plataformeo pecarán de falta de ideas haciendo que luzcan un aspecto un tanto vacío. Pero si hay algo que resalta son sus batallas contra los jefes. A pesar de tener solo 10 jefes (un número bastante bajo) los diseños de estos nos dejarán boquiabiertos y haremos que disfrutemos la batalla en un nivel de dificultad que, a pesar de no ser tan elevada como muchos esperaban, harán que a veces los nervios nos derroten aunque tarde o temprano se consigue con práctica. También nos encontraremos con personajes que decidiremos si ayudamos o no para conseguir algunos de los objetos que nos facilitarán nuestro viaje. Eso sí, estos personajes no harán que nos aumente la barra de salud y fervor pues para ello deberemos encontrar unas habitaciones especiales donde se nos otorgará esta prioridad.

Los controles son bastante tediosos pues tardaremos en acostumbrarnos a ellos y a la hora de hacer movimientos rápidos como agacharnos y atacar, el juego nos dejará vendido sin dejarnos golpear. Es decir, los comandos pueden dejarnos a la suerte. Algo que pasa también por desgracia a la hora del saltar a plataformas en las que nuestro acorazado protagonista puede decidir si quiere agarrarse de un saliente o no, cosa que también pasa cuando queramos agarrarnos de una pared con el uso de la espada haciendo que caigamos al vacío y acabemos en un destino cruel. No molesta sólo que fallezcamos sino en hacer de nuevo todo el camino, pues hacerlo cinco veces para morir en el mismo lugar acabará con nuestra paciencia.

Un arzobispo esquelético, una batalla contra un jefe en toda regla.
¿Alguien da más?

La banda sonora es pobre y no destaca mucho. En algunos escenarios vendremos acompañados de fondo con una melodía simplona siendo ayudada de una guitarra española de fondo, y en otros escenarios no tendremos más que el sonido de los enemigos cayendo a nuestros pies, nuestra espada atravesando el aire o la triste melodía de nuestra muerte. Una pena pues da la sensación de que podrían haber hecho un trabajo mejor en estos aspectos aunque las batallas contra los jefes vendrán muy bien acompañadas motivándonos en nuestro acometido.

Una de las mayores decepciones del juego serán sus constantes bugs y glitches haciendo que nos obliguen a matarnos o, peor aún, quitar la partida sin salvar nuestro progreso. Es cierto que dispone de autoguardado dependiendo de nuestras acciones y dejándonos en el mapa las zonas que hemos llegado a indagar pero esto no quita el tener que hacer otra vez todo el camino hasta donde el juego nos ha permitido. Acerca del mapa, hay veces que nos muestran zonas que aún no hemos visitado siendo esto un fallo terrible en un juego de estas características donde solo disponemos de cinco portales de viaje aunque varios altares de guardado. Para los que quieran completarlo al 100% mucho tiempo no os llevará pues la duración oscila entre las 10-15 horas, siendo bastante corto para un juego de este estilo donde se esperaba una duración más amplia con solo dos finales.

En conclusión, Blasphemous no es un mal juego. Se pasa bien, se disfruta, es agradable a la vista y al oído. Nos engancha y nos obliga siempre a investigar un poco más cuando llegamos a una zona nueva, pero a medida que vamos avanzando notamos sus carencias y las bastantes cosas que podrían haber hecho de manera notable haciendo que llegasen a un suficiente. Los mismos creadores han anunciado que sacarán parches para arreglar y mejorar el juego, cosa que deseo pues no creo que merezca que caiga en el olvido. Si se tuviese que definir Blasphemous en cuatro palabras serían: buena idea, definición deficiente.